Apoyo

Es crucial equipar a los docentes con las habilidades que necesitan para tener éxito en el aula y apoyarlos continuamente para que mejoren sus habilidades. En primer lugar, pocos individuos (si es que alguno) nacen como docentes eficaces. Todo el mundo necesita conocimientos sobre el contenido de las asignaturas, habilidades pedagógicas y mucha práctica para tener éxito en el aula. En segundo lugar, la formación adecuada y la experiencia inicial ayudan a anticipar y minimizar los errores en el trabajo. Varios estudios encontraron que los primeros años de experiencia mejoran considerablemente la efectividad de un docente en el aula, independientemente de si este adquiere esta experiencia a través de prácticas clínicas o durante un período de prueba (Boyd et al., 2009; Chingos y Peterson, 2010; Hanushek et al., 2005; Hanushek y Rivkin, 2010; Rivkin et al., 2005). Ayudar a que los docentes sean más eficaces en el aula es vital. Por lo tanto, se necesitan mecanismos de apoyo para ayudar a los docentes a alcanzar su potencial y rendir al máximo. Una encuesta realizada en 2013 en 34 países reveló que el 90 por ciento de los docentes había participado en algún tipo de desarrollo profesional durante el año anterior (OCDE, 2014). Pero aunque hubo índices altos de asistencia, estas capacitaciones tendieron a ser breves, demasiado centradas en la teoría y de baja calidad. Actualmente, las investigaciones muestran que el conocimiento del contenido y las habilidades pedagógicas de los docentes no mejoró como resultado de estos programas de capacitación (Evans et al., 2017). Investigaciones recientes han demostrado que para ser eficaz, la capacitación debe estar más adaptada a las necesidades de cada docente, integrada con la práctica en el aula y reforzada con visitas de seguimiento frecuentes y entrenamiento personalizado (Evans y Popova, 2016; Evans et al., 2017).