Objetivos nacionales de aprendizaje

El Informe Mundial sobre el Desarrollo 2018 pone de relieve que los sistemas educativos a menudo están mal alineados con los objetivos de aprendizaje. Estos desajustes se deben en parte a complejidades técnicas: los sistemas educativos persiguen muchos objetivos contradictorios simultáneamente, y muchos actores del sistema interactúan continuamente de manera compleja. Incluso cuando se reconoce que el aprendizaje es una meta central, a menudo recibe menos importancia que otros objetivos. E incluso cuando el objetivo de aprendizaje está claramente definido, la forma en que están organizados los sistemas educativos dificulta el rendimiento.

La alineación de objetivos tiene dos elementos: en primer lugar, es necesario que exista una estrategia y un objetivo general claramente articulados. En segundo lugar, todas las organizaciones y partes interesadas pertinentes que desempeñan una función en el sistema educativo deben trabajar en pos de ese objetivo o, al menos, no obstaculizar los esfuerzos para alcanzarlo. La orientación eficaz hacia los objetivos en las organizaciones gira en torno a prácticas de gestión sólidas. Los enfoques de agente principal subrayan el carácter central de la supervisión y de los incentivos para motivar al personal a que trabaje. Una buena gestión implica claridad a la hora de establecer los objetivos y metas de la organización; un seguimiento regular de estos objetivos; una gestión eficaz del personal, incluida la forma en que los gerentes distribuyen las tareas entre los empleados, involucran al personal en la resolución de problemas y le dan autonomía para llevar a cabo sus tareas; y la regularidad y solidez de las evaluaciones de rendimiento. Estos elementos de gestión orientados a objetivos también deben complementarse con el involucramiento efectivo de los burócratas y los responsables de la formulación de políticas con las comunidades para ayudar a los padres a monitorear a los proveedores de servicios de primera línea.